Para conservar la piel sana durante cualquier estación del año la clave es mantenerla bien hidratada. Esto implica el cuidar de la capa más externa de la piel (epidermis) que forma una barrera protectora.
 
 COMPOSICIÓN Y FUNCIONES
Esta barrera protectora está compuesta por la capa córnea, que es un estrato de células muertas (queratina) unidas entre sí por medio de los lípidos epidérmicos (grasa), y que a su vez se encuentra recubierta por una película hidrolipídica ácida, una mezcla de agua (sudor) y lípidos (sebo). Juntas forman una capa superficial casi impermeable que actúa como una barrera de protección de la piel cuyas funciones son:
1.- Mantener un nivel óptimo del agua evitando su evaporación descontrolada, así como
2.- Un pH levemente ácido (4,5 a 5,5) que impide el crecimiento y penetración de bacterias, microorganismos y sustancias dañinas causantes de infecciones o irritación.
 
COMPOSICIÓN Y FUNCIONES
Esta barrera protectora está compuesta por la capa córnea, que es un estrato de células muertas (queratina) unidas entre sí por medio de los lípidos epidérmicos (grasa), y que a su vez se encuentra recubierta por una película hidrolipídica ácida, una mezcla de agua (sudor) y lípidos (sebo). Juntas forman una capa superficial casi impermeable que actúa como una barrera de protección de la piel cuyas funciones son:
1.- Mantener un nivel óptimo del agua evitando su evaporación descontrolada, así como
2.- Un pH levemente ácido (4,5 a 5,5) que impide el crecimiento y penetración de bacterias, microorganismos y sustancias dañinas causantes de infecciones o irritación.
 
 
 
 LA ALTERACIÓN DE LA BARRERA PROTECTORA Y SUS CONSECUENCIAS
El equilibrio entre agua y grasa de esta capa superficial de la piel es lo que la mantiene hidratada y le confiere suavidad, elasticidad y firmeza. Cuando este desequilibrio se altera por factores internos (genética, mala alimentación, tabaco, alcohol) o externos (viento, ambiente seco, contaminación, radiación solar, utilización de detergentes y jabones), aumenta la pérdida de agua hacia el exterior. Si hay una carencia de agua en la piel, la barrera cutánea pierde su cohesión y su función intrínseca de barrera protectora se deteriora. La piel se vuelve más tirante, áspera, apagada, frágil y más expuesta a enfermedades cutáneas. El déficit de agua también hace más visible las arrugas.
La calidad de nuestra piel dependerá del estado equilibrado de esta barrera hidrolipídica. El porcentaje que se tenga de sus componentes: lípidos (sebo) y agua determinará nuestro tipo de piel.
 
 
TIPOS DE PIEL
Si la proporción de lípidos (sebo) es muy baja, provocará una evaporación que resultará en una baja concentración de agua en la piel, y por ende una piel seca. Por el contrario, si hay un exceso de lípidos (sebo) en la superficie, nos encontramos ante una piel grasa. Cuando lípidos (sebo) y agua están equilibrados tendremos una piel normal.
 
LA ALTERACIÓN DE LA BARRERA PROTECTORA Y SUS CONSECUENCIAS
El equilibrio entre agua y grasa de esta capa superficial de la piel es lo que la mantiene hidratada y le confiere suavidad, elasticidad y firmeza. Cuando este desequilibrio se altera por factores internos (genética, mala alimentación, tabaco, alcohol) o externos (viento, ambiente seco, contaminación, radiación solar, utilización de detergentes y jabones), aumenta la pérdida de agua hacia el exterior. Si hay una carencia de agua en la piel, la barrera cutánea pierde su cohesión y su función intrínseca de barrera protectora se deteriora. La piel se vuelve más tirante, áspera, apagada, frágil y más expuesta a enfermedades cutáneas. El déficit de agua también hace más visible las arrugas.
La calidad de nuestra piel dependerá del estado equilibrado de esta barrera hidrolipídica. El porcentaje que se tenga de sus componentes: lípidos (sebo) y agua determinará nuestro tipo de piel.
 
 
TIPOS DE PIEL
Si la proporción de lípidos (sebo) es muy baja, provocará una evaporación que resultará en una baja concentración de agua en la piel, y por ende una piel seca. Por el contrario, si hay un exceso de lípidos (sebo) en la superficie, nos encontramos ante una piel grasa. Cuando lípidos (sebo) y agua están equilibrados tendremos una piel normal.
 
 
			 COMPOSICIÓN Y FUNCIONES
Esta barrera protectora está compuesta por la capa córnea, que es un estrato de células muertas (queratina) unidas entre sí por medio de los lípidos epidérmicos (grasa), y que a su vez se encuentra recubierta por una película hidrolipídica ácida, una mezcla de agua (sudor) y lípidos (sebo). Juntas forman una capa superficial casi impermeable que actúa como una barrera de protección de la piel cuyas funciones son:
1.- Mantener un nivel óptimo del agua evitando su evaporación descontrolada, así como
2.- Un pH levemente ácido (4,5 a 5,5) que impide el crecimiento y penetración de bacterias, microorganismos y sustancias dañinas causantes de infecciones o irritación.
 
COMPOSICIÓN Y FUNCIONES
Esta barrera protectora está compuesta por la capa córnea, que es un estrato de células muertas (queratina) unidas entre sí por medio de los lípidos epidérmicos (grasa), y que a su vez se encuentra recubierta por una película hidrolipídica ácida, una mezcla de agua (sudor) y lípidos (sebo). Juntas forman una capa superficial casi impermeable que actúa como una barrera de protección de la piel cuyas funciones son:
1.- Mantener un nivel óptimo del agua evitando su evaporación descontrolada, así como
2.- Un pH levemente ácido (4,5 a 5,5) que impide el crecimiento y penetración de bacterias, microorganismos y sustancias dañinas causantes de infecciones o irritación.
 
 
 
 LA ALTERACIÓN DE LA BARRERA PROTECTORA Y SUS CONSECUENCIAS
El equilibrio entre agua y grasa de esta capa superficial de la piel es lo que la mantiene hidratada y le confiere suavidad, elasticidad y firmeza. Cuando este desequilibrio se altera por factores internos (genética, mala alimentación, tabaco, alcohol) o externos (viento, ambiente seco, contaminación, radiación solar, utilización de detergentes y jabones), aumenta la pérdida de agua hacia el exterior. Si hay una carencia de agua en la piel, la barrera cutánea pierde su cohesión y su función intrínseca de barrera protectora se deteriora. La piel se vuelve más tirante, áspera, apagada, frágil y más expuesta a enfermedades cutáneas. El déficit de agua también hace más visible las arrugas.
La calidad de nuestra piel dependerá del estado equilibrado de esta barrera hidrolipídica. El porcentaje que se tenga de sus componentes: lípidos (sebo) y agua determinará nuestro tipo de piel.
 
 
TIPOS DE PIEL
Si la proporción de lípidos (sebo) es muy baja, provocará una evaporación que resultará en una baja concentración de agua en la piel, y por ende una piel seca. Por el contrario, si hay un exceso de lípidos (sebo) en la superficie, nos encontramos ante una piel grasa. Cuando lípidos (sebo) y agua están equilibrados tendremos una piel normal.
 
LA ALTERACIÓN DE LA BARRERA PROTECTORA Y SUS CONSECUENCIAS
El equilibrio entre agua y grasa de esta capa superficial de la piel es lo que la mantiene hidratada y le confiere suavidad, elasticidad y firmeza. Cuando este desequilibrio se altera por factores internos (genética, mala alimentación, tabaco, alcohol) o externos (viento, ambiente seco, contaminación, radiación solar, utilización de detergentes y jabones), aumenta la pérdida de agua hacia el exterior. Si hay una carencia de agua en la piel, la barrera cutánea pierde su cohesión y su función intrínseca de barrera protectora se deteriora. La piel se vuelve más tirante, áspera, apagada, frágil y más expuesta a enfermedades cutáneas. El déficit de agua también hace más visible las arrugas.
La calidad de nuestra piel dependerá del estado equilibrado de esta barrera hidrolipídica. El porcentaje que se tenga de sus componentes: lípidos (sebo) y agua determinará nuestro tipo de piel.
 
 
TIPOS DE PIEL
Si la proporción de lípidos (sebo) es muy baja, provocará una evaporación que resultará en una baja concentración de agua en la piel, y por ende una piel seca. Por el contrario, si hay un exceso de lípidos (sebo) en la superficie, nos encontramos ante una piel grasa. Cuando lípidos (sebo) y agua están equilibrados tendremos una piel normal.
 
 

 
												