Esta Asana se considera restauradora, por sus beneficios terapéuticos ya que relaja el tendón de Aquiles y el músculo tibial, relaja y tonifica los músculos de la cadera, fortalece la espalda y el abdomen. Además hace los tobillos más flexible y ofrece un buen estiramiento en la parte posterior de las piernas, la espalda y los músculos del cuello. También ofrece un agradable momento de descanso para las piernas durante las sesiones de yoga intensos.

Esta postura es especialmente buena si estás embarazada. Ayuda a abrir las caderas y a que el bebé se posicione correctamente para salir del vientre. Fortalece las pantorrillas, tobillos, pies y dedos, además de relajar la zona lumbar, simplemente por efecto de la fuerza de gravedad. Ayuda a combatir el estreñimiento y devuelve a tus entrañas el ritmo adecuado para el funcionamiento correcto del metabolismo. Activa el segundo chakra.

Precauciones: evita esta postura si tienes lesión en las rodillas.

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